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Exhiben los distintos rostros de Francisco Toledo desde su gráfica – El Sol de Cuernavaca

¡Cuántos Franciscos Toledos había en Francisco Toledo! ¡Cuántos temas, cuántas técnicas y cuántos trazos! Pasa el tiempo y parece que no hacen más que multiplicarse, tanto que ya no alcanzamos a ver de qué lado mascaba esa iguana. Por eso la nueva exposición en el Museo Nacional de la Estampa (Munae), se llama así: Cada quien con su Toledo, para que cada uno de nosotros hagamos de él nuestra propia versión.

Se trata de una muestra que, a través de 180 piezas, recorre la obra gráfica del maestro oaxaqueño hecha desde sus inicios, en 1960, hasta 2018, justo un año antes de su muerte. Una exhibición, si bien parcial, única en su tipo, pues pocas veces se han reunido sus grabados del modo como hace ahora, los cuales, se estiman son más de 500.

“Toledo es un artista muy particular, que no necesariamente siguió las corrientes canónicas del arte en México. Una de sus más grandes aportaciones fue la sublimación de la tradición mexicana del grabado con la vanguardia europea que se desarrolló a mediados de siglo XX, así como la exploración de diversas temáticas.

“No hay espacio que pueda presentar todo lo que hizo Toledo ni en la gráfica ni en el arte. Esta es sólo una pequeña muestra que queremos sea un punto de inicio para que el público más joven o que no ha seguido su obra, tenga indicadores para explorarlo y saber por dónde comenzar”, explicó a los medios Ana Carolina Abad López, curadora de la exhibición.

LOS INICIOS Y LOS TEMAS

La muestra abre con una serie de autorretratos de diferentes fechas, los cuales han sido colocados en un muro, a manera de resumen de su intención de expresar los distintos rostros y facetas de Francisco Toledo.

Inmediatamente sigue el primer núcleo De Juchitán para el mundo, que recupera piezas de Toledo desde sus primeros acercamientos con el arte del grabado, cuando conoció a los maestros Arturo García Bustos y Rina Lazo; luego pasa por su estadía en París donde tuvo contacto con las vanguardias europeas y profundizó en las técnicas tradicionales del grabado; y revive las primeras dos décadas de su actividad artística formal, es decir hasta 1980, en las que conoció al pintor Rufino Tamayo, quien fue su maestro y le enseñó varias técnicas, entre ellas la mixografía.

Este apartado da cuenta de la definición de algunos de los que serán sus temas comunes: la sexualidad, la presencia animal (natural o fantástica), el pasado prehispánico y su pensamiento político y religioso.

Destacan sus carpetas dedicadas a ilustrar los libros Historia general de las cosas de la Nueva España, de Fray Bernardino de Sahagún, y El Chilam Balam; así como una serie de grabados hechos en apoyo a algunos de los movimientos sociales que él mismo promovió, como es la Coalición Obrera Campesina Estudiantil del Istmo (COCEI).

ACTIVISTA HACEDOR DE INSTITUCIONES

El segundo núcleo está enfocado a mostrar la obra de Toledo realizada durante su periodo de consolidación artística y reconocimiento como activista, tras la victoria del COCEI, de 1981 a 2000.

Durante ese tiempo fundó varias instituciones en Oaxaca para la conservación de las tradiciones y el impulso artístico de sus habitantes. Entre ellas están el Instituto de Artes Gráficas en Oaxaca, la reconocida revista de arte gráfico Alcaraván, el Centro Cultural Santo Domingo; la Fonoteca Eduardo Mata y las bibliotecas Fray Francisco de Burgoa y Jorge Luis Borges, esta última para invidentes.

Del material gráfico destacan las series satíricas Nuevo catecismo para indios remisos, en el que Toledo alteró la iconografía católica en algunos grabados de los siglos XVIII y XIX, con la ayuda de Carlos Monsiváis, quien redactó los textos de la intervención; y la serie Lo que el viento a Juárez en la que Toledo hizo una crítica a la siempre solemne figura del Benemérito de las Américas. Además, en este apartado se muestra parte del que es su trabajo más político como son sus retratos al líder del movimiento ferrocarrilero Demetrio Vallejo.

FABULISTA DE SANGRE AFRICANA

El último apartado de la muestra, titulado Monos, fábulas y sismos, se enfoca en los trabajos hechos por Toledo de 2001 hasta 2018. Si bien la presencia animal y antropomorfa siempre estuvo presente a lo largo de toda su carrera, en estos grabados adquiere un sentido particular.

Cuenta la curadora, que tras hacerse Toledo una prueba de ADN y descubrir que gran parte de su ascendencia era de origen africano, viró sus intereses hacia la temática de la esclavitud, misma que se ve reflejada en una serie de grabados en la que retrató la llegada de los esclavos a América en barcos acosados por pulpos.

También trató el tema de la libertad y la razón, al hacer una serie inspirada en el cuento de Franz Kafka Informe para una academia en la que se pueden ver varias representaciones de monos tomando actitudes humanas o sufriendo del encierro. Parecidas a esta serie, Toledo también realizó grabados de las fábulas de Esopo y de historias infantiles que marcaron su infancia, como Pinocho, del que pretendía hacer una nueva versión.

Hay en este núcleo un homenaje hecho por Toledo a José Guadalupe Posada, con textos del poeta Francisco Hernández. Este fue publicado en un libro que el gobierno de Aguascalientes publicó en 2014 para conmemorar los 100 años del fallecimiento del icónico grabador hidrocálido.

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También vuelve a relucir su gran compromiso social con las series de grabados realizados para recaudación de fondos para las víctimas y damnificados del temblor que azotó Juchitán el 7 de septiembre de 2017. En este mismo sentido, la exhibición, recuerda que durante este último periodo Toledo continuó con sus acciones activistas, al hacer una campaña en contra de la instalación de un Mcdonald’s en Oaxaca, fungir como mediador entre la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO) y el gobierno local y realizar varias protestas artísticas en contra la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa en 2014, y la promoción del uso de maíz transgénico.

Las piezas en exhibición, algunas bastante conocidas, otras no tanto, son provenientes de las colecciones Amigos del Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca, IAGO, el Museo de Arte Moderno; y las colecciones particulares Jan Hintze, Taller Sagfer y Beatriz Sánchez Monsiváis.

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