Seguramente has oído esa palabra que últimamente se escucha y se lee en los medios de comunicación: nearshoring.
Quise averiguar de que se trataba, me di a la tarea de consultar con dos expertos economistas que conozco muy bien. Siempre hay que tener un economista de cabecera.
Además en estos días se dio el debate por la instalación de la planta de automóviles eléctricos Tesla, en Nuevo León. En un principio el presidente se opuso a que se instalara en aquel estado por un tema de escasez de agua; pidió que mejor se ubicara la planta en el sureste del país, sin embargo, después de unas supuestas pláticas con el dueño de la empresa, el hombre con la mayor riqueza del mundo, y de negociaciones con el gobernador de esa entidad, se logró que la nueva inversión multimillonaria se quedara en México.
Casualmente después de las negociaciones con el gobernador emanado de Movimiento Ciudadano, este partido decidió no presentar candidato en las próximas elecciones del estado de México y de Coahuila.
Resulta que en la nueva reconfiguración de la capacidad productiva mundial, en parte como consecuencia de la pandemia de Covid 19 que trajo muchísimos problemas en la producción y en la distribución de productos, las empresas están buscando reubicarse en lugares más cercanos a los centros de producción y de venta.
Veníamos de la globalización en donde la lógica que imperaba era la de producir donde estuvieran las mejores condiciones económicas, mano de obra más barata o cualquier otra sin importar tanto la ubicación de las empresas. Así se conformaban las cadenas productivas. Por ejemplo los chips que se utilizan en muchísimos productos y que son fabricados en Asia, durante la pandemia bajó la producción y la distribución se hizo complicada, afectando la fabricación de productos terminados como automóviles entre otros. Esto hizo que las empresas que forman las cadenas productivas se acerquen a las plantas de armado final para evitar contratiempos y estar más cerca del mercado de venta.
Por lo tanto y dicho en palabras sencillas, el nearshoring es la reubicación de las empresas para acercar las cadenas productivas y garantizar la producción de ciertos bienes y su distribución en tiempo y forma.
Resulta que en este nuevo esquema mundial, México es un país privilegiado por su ubicación geográfica: al norte tenemos al mercado más importante de América que son los Estados Unidos; al oriente tenemos el océano Pacífico que es la conexión con China, Japón y en general el mercado asiático, el más importante del mundo; al poniente el Atlántico que nos acerca a Europa y al sur América latina. El sur también existe, diría Benedetti.
Las condiciones mundiales nos colocan ante un escenario de grandes oportunidades de inversión, hay que aprovecharlas. Para esto se deben de crear las condiciones en el país y en particular en los estados en donde ya existen empresas cuya cadena productiva pueda ser susceptible de acercarse.
Los gobernadores, como lo hizo el joven de Nuevo León, deben de buscar la posibilidad de atraer a estas empresas que están buscando mudarse y lograr que se asienten en sus territorios.
Aunque hay que reconocer que en muchos estados, y en particular Morelos, al gobernador futbolista no se le puede pedir más allá de sus limitadas capacidades. Pero no hay que desesperarse, ya se va de candidato de la 4T a algún lugar de la capital. Suerte a los capitalinos.
Me decía un empresario muy importante que en el norte del país el crecimiento es tal, que hay empleo y lo que hace falta es mano de obra calificada; en el sur hacen falta las dos cosas.
Así pues el nearshoring se presenta como un fenómeno económico post-pandemia que beneficia a México por estar en donde está.
Ahora esperemos que en lo que resta de este sexenio no nos vayan a salir con alguna de sus acostumbradas sorpresas que hagan que la oportunidad que generó el nearshoring se pierda.