Alrededor de diez organizaciones de abogados decidieron, en medio de la desesperanza por las condiciones de inseguridad que padece el estado, iniciar solicitudes de juicios políticos en contra del gobernador, Cuauhtémoc Blanco, y el Fiscal General, Uriel Carmona, además de los funcionarios involucrados en las tareas de seguridad pública. Los abogados representan en sentir de los morelenses que han sido víctimas de alguno de los 192 mil 930 delitos del fuero común denunciados entre octubre de 2018 fecha de inicio de la administración de Blanco y marzo de 2019, último dato de incidencia delictiva oficial reportado; y las decenas de miles que ya ni denuncia hacen (la cifra negra que el INEGI estima en alrededor del 90% de delitos cometidos y no denunciados, lo que significaría que en el estado se cometieran, en el período de referencia, casi dos millones de delitos, en una población de un millón 971 mil habitantes. Es decir, en cuatro años, se habría cometido casi un delito por cada persona que vive en Morelos.
Si a eso sumamos índices de impunidad general superiores al 90 por ciento, el miedo, enojo e impotencia de los morelenses es más que justificado, especialmente porque la respuesta de la autoridad a los reclamos ciudadanos en materia de seguridad ha sido prácticamente inexistente. La estrategia de seguridad es equívoca e ineficiente. La falta de capacidad del Estado para contener el crimen ha afectado a las inversiones, la generación de empleos, la permanencia de negocios, la estabilidad familiar y la tranquilidad que la ciudadanía merece por someterse a las normas del Estado.
Y la debacle en seguridad del estado ha tenido facilitadores, desde una ciudadanía poco o inadecuadamente exigente, hasta funcionarios públicos que son cómplices silenciosos de quienes por omisiones han permitido que la delincuencia se apodere del estado; pasando por políticos que usan el tema como bandera política, medios que prefieren dar voz a los criminales o a los pleitos políticos en vez de narrar partes de la realidad que padecen a diario los ciudadanos, líderes sociales o empresariales que permiten alianzas macabras con políticos incapaces o con grupos sospechosos, ciudadanos que buscan quedar bien con la autoridad para evitarse molestias. En fin, el panorama desalienta.
Sin embargo, el escenario de catástrofe en materia de seguridad pública en Morelos no tendría que diagnosticarse a partir de los facilitadores del crimen, sino de las fallas en la estrategia. El miedo de todos a ser víctimas lleva al enojo que es bastante obnubilante para hacer un estudio real de lo que está ocurriendo. Lo cierto es que no hay políticas públicas orientadas a la seguridad y que el hecho de que tal verdad sea enunciada no resuelve el problema. Es urgente que los morelenses se sienten a diseñar una estrategia de seguridad y una colección de políticas públicas que atiendan los problemas gravísimos por los que atraviesa el estado y cada una de sus regiones, aunque sea sin políticos, o aunque no vayan quienes hoy están en funciones públicas y que han evidenciado un nulo interés por corregir el rumbo.
Para las organizaciones de abogados, lo que debe ocurrir es la destitución del gobernador Cuauhtémoc Blanco y del Fiscal General, Uriel Carmona. Probablemente eso ayudaría, siempre que se tuviera un proyecto de Estado sobre el que pudieran avanzar los nuevos responsables del Ejecutivo y de la Fiscalía. Eso no parece estar en ninguna parte. Terrible es, en cambio, que llamemos éxito a planes de pacificación que lo único que han logrado es contener el incremento en la incidencia delictiva, como ha ocurrido en Jiutepec y Cuautla, y parecía ser la tendencia en Cuernavaca hasta hace unos meses.
Hoy, los políticos, todos, parecen haber dirigido su interés a las elecciones del 2024. Vale preguntarse si cualquiera de ellos tiene un proyecto que siquiera garantice reducir los índices delictivos. Más allá, ¿alguno de los aspirantes tiene experiencia probada en el diseño y aplicación de políticas públicas eficientes? Contestada esa pregunta, valdría decir que de todos esos políticos que hoy aspiran a ser más, tendría que salir quien sustituya a Cuauhtémoc Blanco. ¿Verdad que le toca a la ciudadanía resolver el problema?
@martinelllito
dmartinez@elsoldecuernavaca.com.mx