Poco uno puede confiar en las habilidades del coordinador de asesores del Ejecutivo, Víctor Mercado Salgado, para construir acuerdos con el Congreso local. Porque establecer el diálogo es muy sencillo, las partes se citan en algún lugar, se pone agua (es muy importante para la conversación), café, y hablan de lo que quieran; pero que ese diálogo resulte fructífero es mucho más complicado y depende del grado de compromiso entre partes; y con las dos intenciones evidentes de Mercado Salgado de mantener su cercanía con el gobernador Cuauhtémoc Blanco y lograr sucederlo, aunque sea por un breve período, resulta bastante natural la sospecha que guardan los 15 legisladores constituidos en mayoría opositora al Ejecutivo.
No sería la primera vez, por cierto, que Mercado Salgado intenta acercarse a los legisladores, trató siendo secretario de Movilidad y Transporte de forma más o menos informal, el éxito de la misión es evidente: el diálogo entre Ejecutivo y Legislativo sigue roto y de hecho, las diferencias se han profundizado. La gira de Cuauhtémoc Blanco por los municipios denunciando a los diputados por aprobar un presupuesto diferente al que él había enviado, y la propaganda diaria contra los legisladores por el atrevimiento ayudarían poco a los negociadores más encumbrados del mundo, y a Víctor Mercado le falta mucho para ser uno de ellos.
Tampoco del lado del Congreso hay una extraordinaria voluntad de diálogo con el Ejecutivo. Haber logrado construir una mayoría absoluta ofrece al grupo de los 15 un escenario que hacía mucho no se tenía en Morelos, el Legislativo puede ser protagonista de la vida política del estado y reorientar las políticas públicas, por la vía jurídica o presupuestal, ha resultado en el equilibrio que buscaron los electores cuando en el 2021 negaron al grupo en el gobierno el control de la cámara. El otro factor de distanciamiento está en las intenciones de por lo menos una decena de diputados de buscar la reelección o nuevos cargos de elección popular; esos anhelos podrían verse erosionados si no calculan bien los acuerdos con un Ejecutivo que resta más de lo que suma en popularidad a cualquiera.
Así que el anuncio del secretario de Gobierno, Samuel Sotelo respecto al diálogo que procura junto a Víctor Mercado tener con el Congreso difícilmente podría ilusionar a alguien. Sin embargo, la esperanza es lo último en morir.
Dadas esas condiciones ¿por qué encargar a Víctor Mercado involucrarse en el diálogo con el Congreso? ¿Lo decidió el gobernador, se lo propuso Samuel Sotelo, lo sugirió el propio Víctor en el afán de lograr reflectores? ¿Lo propuso Ulises Bravo como una especie de proyecto de futuro para el grupo político del gobernador que lograra paliar un poco las acciones del Legislativo contra el mandatario? No se trata de un asunto menor en tanto del diálogo entre Ejecutivo y Legislativo dependen el futuro de la política estatal por lo menos los próximos dos años.
Otra posibilidad es que, ya fenecido el primer trimestre de su último año como gobernador, Cuauhtémoc Blanco se esté quedando sin colaboradores para hacer las chambas difíciles, entre ellas la mantener relación con los actores políticos y sociales del estado, que es una de las deficiencias primordiales del gabinete y del propio gobernador. Así que, a falta de aliados especialistas, recurrió al que probablemente se percibe en el gabinete como el menos malo para eso. Porque siendo claros, el gobernador aún no está convencido de buscar acuerdos con nadie. En todo caso lo que intenta es convencer o imponer. Desde esa lógica, los oficios dialoguistas de Samuel Sotelo resultan francamente inútiles en tanto el secretario parece un convencido de que el ejercicio de la política requiere mucho de ceder y de construir en conjunto.
Mucho más hábiles en la política que el Ejecutivo, en el Legislativo seguro ya han medido los escenarios que plantea un diálogo sin el gobernador. Lo que probablemente complique aún más la construcción de acuerdos, especialmente con la convicción de muchos diputados de que el Ejecutivo no sabe cumplir acuerdos. Probablemente por ello la insistencia de no pocos legisladores de sentar a la mesa al propio Cuauhtémoc Blanco.
dmartinez@elsoldecuernavaca.com.mx