A pesar de todas las esperanzas que los gobiernos federal y estatal habían dado a la administración de José Luis Urióstegui Salgado y a la ciudad de Cuernavaca en torno a una solución pronta a los adeudos que el sistema de agua potable local tiene con la Comisión Federal de Electricidad, todos ellos heredados de administraciones anteriores, aún no termina enero y la CFE decidió revivir el conflicto con el corte de energía a diez pozos hasta el momento de escribir esto, con ello, la paraestatal afecta a más de 30 colonias.
Sobre el asunto, la diputada federal, Jessica Ortega ha hecho notar que a diferencia de lo que ocurre en Tabasco donde la CFE ha condonado adeudos y reducido las tarifas del servicio, en Cuernavaca a la paraestatal parece no importarle la afectación que la medida tendrá en los cientos de miles de usuarios de agua potable en Cuernavaca, a quienes se les está negando uno de sus derechos básicos. Agregaríamos que los gobiernos estatal y federal también se han desentendido de la grave crisis del organismo operador en Cuernavaca, cuyos adeudos superan los mil millones de pesos en una peligrosa cadena que inició, por lo menos, desde que el hoy gobernador, Cuauhtémoc Blanco, era alcalde de Cuernavaca. Seguramente por eso, el titular del Ejecutivo local tiene claro lo que ocurre con el SAPAC, organismo cuyos problemas trascienden mucho los exclusivamente económicos e incluyen, entre otros, la sospecha de haber estado cooptado en algún momento no tan lejano por grupos criminales.
La colección de omisiones del Ejecutivo estatal y la Federación, sumada a la innecesaria rudeza con la que CFE procede (el ayuntamiento ha ofrecido pagos parciales por tres millones de pesos en enero), parecieran una suerte de castigo al funcionariado municipal por ser de otro partido, y a la ciudadanía por haber cometido la osadía de votar mayoritariamente por el PAN en el 2021. Si uno sigue el conspiracionismo, hasta podría pensar que la formación de un bloque opositor en el cabildo de Cuernavaca, justo en medio de la crisis del agua, formaría parte de una descarada ofensiva contra el alcalde y no, como probablemente es, una simple grosería en medio de los tiempos que padece la ciudad.
Lo que sí es bastante obvio es el enojo que la situación ha provocado en el alcalde Urióstegui, mismo que era notorio en su gesto durante la reunión de emergencia que tuvo con la directiva del SAPAC y parte de su gabinete. Ahí estuvieron el secretario del Ayuntamiento, Carlos de la Rosa, la consejera jurídica, Nadia Luz Lara, el tesorero, Javier Arozarena, y por el SAPAC la directora, Evelia Flores, el comisario, Eleael Acevedo, y el director administrativo, Alfredo Silva; ninguno parecía dispuesto a sonreír ni a relajarse. El golpe que da la CFE a Cuernavaca es durísimo primero porque falta a los acuerdos que se habían trazado desde semanas antes de la toma de protesta del actual ayuntamiento; segundo, porque se traduce en una afectación inmediata y directa a las familias de Cuernavaca; tercero porque es una medida selectiva que se aplica en un ayuntamiento gobernado por la oposición; cuarto, porque evidencia nuevamente el abandono al que se ha condenado a la administración que encabeza José Luis Urióstegui.
Si es una estrategia para, en una maniobra muy morelense, descarrilar al alcalde de Cuernavaca una semana después de que la dirigencia del PAN lo reconociera como su mejor prospecto a gobernador, probablemente no funcione tanto. El problema de SAPAC y su historia son ampliamente conocidos en Cuernavaca. También fueron ampliamente difundidas las promesas del gobernador de apoyar al SAPAC, y también el hecho de que los recursos pactados jamás llegaron. Incendiar simbólicamente a Cuernavaca podría resultar bastante contraproducente a quienes lo intentan hoy. Hay evidencias sociales y electorales de que la ciudadanía de la capital del estado identifica bien a los responsables de los desaguisados. Las movilizaciones sociales han ido no contra el sistema ni el ayuntamiento, sino contra la CFE y todo apunta a que la resistencia ciudadana escalará.
Si el golpe fue por cálculo político, fue absolutamente erróneo y tendrá repercusiones en el estado y la federación; si fue por descuido del estado y la federación, la gente de Cuernavaca no se equivocó al votar por otro partido.
@martinellito
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