Hay pocos enfoques desde los que podría decirse que la administración de Graco Ramírez, 2012-2018 fue buena. La ciudadanía del estado ha concluido ya que el primer perredista en ocupar el Palacio de Gobierno en Morelos fue un mal gobernador. Aún antes de concluir su sexenio, Graco Ramírez era reprobado por amplios sectores de la sociedad en varios de los rubros de su administración. El resultado del desacuerdo fue la derrota en las urnas y el ascenso de quien se percibía como su acérrimo enemigo, Cuauhtémoc Blanco.
El argumento que previo a las elecciones del 2018 se escuchaba en las calles era “cualquiera menos (Rodrigo) Gayosso”, vinculado familiarmente con Graco Ramírez y quien representaba todo lo que la gente percibía malo en la administración pública de entonces. A Graco se le acusaba, entre otras cosas, de corrupción, descuido en la seguridad pública, soberbia, alejamiento de la sociedad, aumento en la pobreza, polarización social y política y desequilibrar el balance de poderes.
El voto por Cuauhtémoc Blanco en Morelos tuvo tres factores evidentes, la fama del ex futbolista, el rechazo a los políticos que habían soportado y facilitado el régimen de Graco Ramírez y el efecto López Obrador. Cuál de los tres fue más relevante depende de cada uno de los electores, pero los resultados no fueron los deseables.
Desde una posición no visceral, tendría que reconocerse que la gestión de Graco Ramírez tuvo algunos aciertos, particularmente en materia de cultura, turismo y obra pública. Aún con ello, en términos generales la administración del ex gobernador fue más mala que buena. La percepción ciudadana fue tan negativa que apostó a “cualquiera”, como entonces se decía y hoy se viven resultados lamentables.
La legitimidad del triunfo de Cuauhtémoc Blanco en la gubernatura de Morelos es inobjetable, los morelenses salieron a votar y lo eligieron con alrededor de la mitad de los votos. Se apostó a un cambio y se obtuvo, aunque no el que se hubiera deseado.
Para muchos morelenses, basta con salir a las calles para darse cuenta de que la actual administración queda a deber mucho a los morelenses, aunque pocos se atreven a concluir sin datos en la mano quién de los dos, Graco o Cuauhtémoc, resulta peor en la tarea de gobierno. La crisis de gobernabilidad que enfrenta el actual mandatario es muy diferente a las que enfrentó Graco Ramírez, quien mantuvo el control del Congreso local y algunos ayuntamientos. Igual podría decirse que, para muchos, Cuauhtémoc Blanco parece mucho menos antipático que Graco Ramírez; aunque en términos más amplios, el funcionariado de Graco Ramírez parecía un poco más amable que el de su sucesor.
Más allá de las personalidades y de las ideologías, tendría que revisarse la gestión de cada administración gubernamental con base en los resultados que ofrece; para ello, existen cientos de indicadores que permiten valorar el desempeño real de los mandatarios y sus equipos de trabajo.
En materia de seguridad, por ejemplo, la administración de Graco Ramírez era peor que la de Cuauhtémoc Blanco en prevención de robos a casa habitación, a transportistas, de maquinaria y de ganado y secuestros. En cambio, la de Cuauhtémoc Blanco ha sido mucho peor en el combate a homicidios, extorsión, delitos contra la libertad y seguridad sexual, corrupción de menores, violencia familiar y robo a negocios y de vehículos automotores. En términos de feminicidio, también hay un ligero incremento del cuarto año de Graco Ramírez al mismo periodo en la administración de Blanco.
Dato por dato, es evidente el aumento de la violencia en las calles y en las casas de los morelenses. También el que los delitos contra el patrimonio que más afectan la economía, extorsión, robo a negocios y robo de vehículos automotores, parecen imbatibles bajo la estrategia de seguridad de Cuauhtémoc Blanco.
Y esos son apenas los indicadores en materia de seguridad, hay muchos más en economía, desarrollo social, turismo, cultura, trabajo, que habremos de revisar, pero en el primer round, la administración de Cuauhtémoc Blanco ha sido bastante peor que la de Graco Ramírez, quien tampoco merecería premio alguno. En todo caso, queda demostrado: siempre podemos estar peor.
@martinellito
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