Del total de la población de Morelos, alrededor de un millón 400 mil (el 71%) profesa de una u otra forma la religión católica. La mayoría, sin embargo se encuentra en esa amplísima categoría que se conoce como “no practicantes”, es decir, celebran las fiestas religiosas más bien en casa, asisten a celebraciones sólo en ocasiones muy especiales, pero en temporada de problemas rezan igual con el mismo fervor que quienes se avientan el rosario todos los días.
En una comunidad tan amplia, cabe una diversidad ideológica sumamente amplia, hay católicos cuya conciencia ha evolucionado a la tolerancia en temas socialmente presentes de los que su Iglesia prefiere no hablar, referir poco, o de plano censurar totalmente, el divorcio, la homosexualidad y el aborto, se ubican perfectamente en cada uno de los paradigmas. Las posiciones diversas también giran en torno a la política, la economía, y hasta la evolución de las familias. Con ello, pensar que un católico será buen o mal profesionista o funcionario público sólo por la religión que profesa parece profundamente intolerante.
La formación religiosa ciertamente modela la conducta en tanto afecta la percepción de la realidad; pero la gente vive más en la realidad que en la religión, lo que implica una frecuente adaptación de los dogmas religiosos a esa realidad para no descartarlos del todo. Así que en la comunidad católica caben muchos de quienes antes serían excomulgados y hoy conviven con toda normalidad en la sociedad.
En México, el partido que se percibe más cercano a la Iglesia católica es Acción Nacional. La idea popular no parece molestar ni a la jerarquía eclesiástica ni a los panistas doctrinarios, pero no parece tan exacta. De hecho, muchos de los militantes históricos de la izquierda morelense se formaron en las comunidades de base de la Teología de la Liberación, una de las figuras principales de esta corriente de pensamiento católico, Sergio Méndez Arceo, fue obispo de Cuernavaca por muchos años y trabajó muy cerca de los jóvenes. Entre otros que presumieron esa cercanía con el obispo, están Julián Vences, Ignacio Suárez Huape, Hugo Carbajal, y muchos otros de los fundadores del PRD en el estado.
Hay católicos más tolerantes que otros. Igual que en otras religiones, la tolerancia no es una virtud eclesial sino estrictamente espiritual. Cuando las comunidades feministas, de la diversidad sexual o los grupos pro aborto, acusan la lentitud institucional en resolver sus demandas de atención derivada de cuestiones políticas, burocráticas y hasta de mezquinos cálculos electorales, no de posicionamientos religiosos. La oposición del panismo doctrinario a la despenalización del aborto, es una posición política, no religiosa, aunque el posicionamiento converge con los postulados católicos conservadores, igual que con textos nada progresistas de otras religiones.
En Morelos hay muchas autoridades católicas, pero igual existen políticos con diferentes formaciones religiosas. Si la clase política es de alguna retorcida manera una representación de la sociedad, entre esos políticos podría pensarse que alrededor del 70% serían católicos. Pero la religión no los une, y tampoco homologa los grados de intolerancia que parecen derivar de otro tipo de formación. El dato es relevante en tanto la intolerancia es el origen de las acciones discriminatorias, omisiones en el diseño de políticas públicas, y la toma de decisiones, muchas veces erróneas.
La sumamente diversa sociedad de Morelos no admite intolerancia y justo por ello preocupan las acusaciones de comunidades de la diversidad sexual sobre presunta discriminación en oficinas del ayuntamiento de Cuernavaca, pero también en otros municipios. En el caso de Cuernavaca, aparentemente el señalamiento por discriminación aparece por algún conflicto laboral y por la presunta negativa de convertir a un departamento en una dirección general, lo que si bien limita el alcance de la oficina de diversidad sexual, también significa un gasto bastante mayor a un ayuntamiento que padece problemas financieros graves. Desde la buena fe, podríamos adelantar que el asunto es más administrativo que de intolerancia, de ser así, la solución está mucho más cerca.
@martinellito
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