Cuando alguien alcanza cierta edad empieza a ser visto como una persona sabia, de hecho, cuando alguien muere o se encuentra muy cerca de la muerte, todos sus pecados empiezan a desvanecerse como por obra de magia, sin embargo, el hecho de que una persona adulta parezca que encuentra la paz al final del camino de la vida, no le exime de sus máximas responsabilidades.
Este es el caso de Heinz Alfred Kissinger, mejor conocido como Henry Kissinger, el máximo cerebro en materia de política internacional y de relaciones internacionales en algunas épocas de la Guerra Fría. Fue Kissinger quien como Secretario de Estado de los presidentes estadounidenses Nixon y Ford coadyuvó al restablecimiento de la paz en algunas naciones como Vietnam, situación que incluso le llevó a ser galardonado con el Premio Nobel de la Paz en 1973.
Sin embargo, el galardonado político y estratega no solo actuó como un mediador en conflictos bélicos, sino que, a decir de muchos, fue junto con la CIA el principal promotor de la violencia y la inestabilidad política en la América Latina, pues con su ayuda y asesoría se promovieron golpes de Estado en los gobiernos de esa región, sobre todo en los casos de Chile y Argentina con los dictadores Pinochet y Videla. Además, Kissinger promovió la Operación Cóndor en Sudamérica, hecho que aún es recordado con desprecio por la cantidad de muertes que trajo consigo.
Kissinger es el claro ejemplo de esfuerzo y dedicación de una persona que, al ir trascendiendo, logró ser recordado incluso más que un propio presidente de Estados Unidos, a pesar de nunca haberlo sido. El ganador del premio Nobel estudió Ciencias Políticas en la Universidad de Harvard, donde también realizó estudios de maestría y doctorado.
A pesar de todo ello, este personaje que acaba de cumplir 100 años de vida es recordado y homenajeado por todos aquellos que ven en su figura a alguien con carácter y que sabe tomar decisiones en favor de su nación, sin embargo, este mismo personaje es recordado también por gente que le culpa de las debacles económicas de naciones periféricas donde Estados Unidos y Kissinger hicieron lo que tuvieron en las manos para mantener el dominio sobre aquellos que parecía podrían cambiarse al bando de la Unión Soviética.
El punto en estas pequeñas reflexiones tiene que ver con que el mundo sigue participando de la bipolaridad provocada por este personaje que, además, se ha atrevido a decir que el uso de la inteligencia artificial puede provocar un problema severo para las naciones y sus relaciones con los individuos. El problema no es si creerle o no, sino que el mundo vive un ambiente completamente diferente a lo que Kissinger vivió hace 50 o 60 años, situación que nos permite hacer referencia a que no hemos avanzado pues, aunque se entienda la importancia de este personaje centenario, el entendimiento de lo que quiere decir se pierde debido a que ese contexto en el que nos desenvolvemos en la actualidad no es parecido al que Kissinger construyó en su época y que las huellas que dejó en aquel entonces, ahora han sido borradas por el paso del tiempo. Veremos si sus comentarios terminan impactando a alguien o solamente fueron nota por ser un viejo que vive de sus glorias pasadas.
FERNANDO ABREGO CAMARILLO es Doctor en Ciencias Administrativas por el IPN. Profesor de telesecundaria en los SEIEM además de investigador y catedrático de tiempo completo en la academia de Bloques Regionales de la Escuela Superior de Comercio y Administración Unidad Santo Tomás en el IPN. Sígalo en @fabrecam