Vicente Fox –expresidente de México 2000-2006— recibió 65 permisos para comercializar en sus tiendas diversos productos derivados de cannabis, componente esencial de la mariguana, en todo el país, por parte de la COFEPRIS (Comisión Federal para prevenir riesgos a la salud) durante los últimos 5 días del gobierno de Enrique Peña Nieto.
Los permisos fueron concedidos por la mencionada comisión, que pertenece a la secretaría de Salud, al final de la gestión del priísta EPN. En ese momento, era titular de la Cofepris Mikel Arriola, exfuncionario priísta y actual directivo de la Federación Mexicana de Futbol (Femexfut). El sector médico estaba a cargo de José Narro Robles, exrector de la UNAM y destacado político del partido tricolor.
El expresidente Fox respondió a la información oficial, emanada de Palacio Nacional, mediante varios mensajes de twiter, usando su acostumbrado lenguaje cantinflesco, agresivo y marrullero, plagado de faltas de ortografía, en los que negaba estar involucrado en tales hechos. Pero los permisos y la información provienen de un ente público, y se pueden comprobar con una simple revisión de los hechos.
Y sí, efectivamente existe una cadena de tiendas llamadas Paradise Shop, que para su funcionamiento han adoptado el sistema de franquicias, algo parecido a ciertas farmacias y cadenas comerciales, establecidas por miles en todo el país. Por cierto: uno de los socios de Vicente Fox en este negocio es el actor Roberto Palazuelos, empresario hotelero de Quintana Roo.
Palazuelos es un actor que tiene inquietudes políticas. Hace un año aspiró a ser candidato a gobernador de aquel estado, postulado por el partido Movimiento Ciudadano (MC) pero éste se vio obligado a deponerlo ante el escándalo que se generó en torno al desprestigio de Palazuelos.
En una sesión posterior en Palacio Nacional, voceras de la Presidencia dieron a conocer varias irregularidades cometidas por algunos funcionarios, en el momento de otorgar los mencionados permisos. El asunto central es que, por instrucciones superiores, los funcionarios dieron máxima celeridad a los trámites de manera irregular.
El plazo más amplio de entrega de los permisos a las empresas de Fox fue de una semana, aproximadamente. Pero hubo varios permisos que fueron extendidos en el mismo día en que fueron solicitados. Es de subrayar que, normalmente, para otorgar esos permisos las autoridades sanitarias se toman varios meses, y en casos especiales, tardan años. Pero en este caso, los funcionarios tenían prisa por favorecer a un influyente que, además, había ocupado el cargo de presidente de la República.
La historia de Vicente Fox y de su familia política, integrada por Martha Sahagún y sus hijos, es de sobra conocida. Vicente Fox había sido un alto funcionario de Coca Cola, empresa trasnacional con base en Atlanta, Georgia, en EU. Al terminar su contrato, Fox se dedicó a los negocios, principalmente relacionados con fabricación de zapatos y botas, así como a la producción agrícola en su rancho de San Francisco del Rincón, Guanajuato.
A Fox no le iba muy bien en tales negocios. Antes de comenzar su carrera dentro de la política, Fox había fracasado en diversas empresas. Hasta que comenzó a participar en reuniones, atraído por la política de Manuel J. Clouthier “Maquío”, quien durante sus giras incorporó diversos empresarios a la actividad política, en la época de la lucha del PAN contra la imposición de Carlos Salinas, a finales de los 80’s.
Cuando comenzaron las “concertacesiones” de Salinas con el PAN —y después de morir “Maquío” en un misterioso accidente de carretera– Carlos Medina Plascencia fue el primer beneficiario de la nueva apertura de CSG hacia la derecha, dentro de la nueva política salinista. El PAN se convirtió en firme aliado del PRI, y su líder Diego Fernández de Cevallos era de hecho el jefe de las bancadas legislativas de lo que hoy conocemos como PRIAN, porque el “Jefe” Diego servía a Salinas como correa de trasmisión de las órdenes presidenciales a los legisladores del naciente prianismo.
Vicente Fox pasó pronto de ser empresario fracasado a convertirse en exitoso político, amparado por la nueva política oficial. Cuando compitió por la gubernatura de Guanajuato consiguió múltiples apoyos que lo catapultaron hasta convertirlo en gobernador por el PAN, y después lo llevaron a la candidatura presidencial. Los famosos “Amigos de Fox” triangularon recursos y pudieron financiar las nutridas campañas que llevaron al máximo cargo político del país el empresario de las botas.
Al llegar a la presidencia, Fox resultó un fiasco para el pueblo. En vez de realizar los cambios prometidos, el nuevo presidente se entregó a los negocios del poder y recibió millones de dólares, de las cuales algunos se pudieron comprobar, aunque otros no. El “Chapo” Guzmán se escapó por la puerta principal del penal de Puente Grande, Jalisco, en enero de 2001, y reinició una fulgurante carrera delictiva en estrecha alianza y bajo el cobijo de los organismos oficiales. Fox durante su gobierno inauguró así la época de los narcogobiernos, ya que sostuvo a Genaro García Luna como director de la Agencia Federal de Investigación (AFI).
En 2006 Fox apoyó a Felipe Calderón e interpuso toda su influencia para llevarlo a la presidencia de la República mediante un gigantesco fraude electoral. Pero cuando en 2012 el PAN lanzó a Josefina Vázquez Mota a la presidencia, Vicente Fox abiertamente apoyó al candidato del PRI, Enrique Peña Nieto.
Esa es la explicación más sencilla y creíble del otorgamiento acelerado de los permisos de Coprefis a los negocios de Fox, que se basan en el uso de canabinoides. Una empresa, por otro lado, que ha sido posible por la promoción que ha realizado Vicente Fox de esas sustancias.El expresidente ha hecho promoción en campañas mundiales para que se despenalice la mariguana y sus derivados en todos los continentes.
En ese sentido, a Vicente Fox se le ha llamado “el Apóstol de la Mariguana”, para subrayar no solo su carácter de empresario de la misma, sino que es su promotor mundial. Y ha contado, por cierto, con sólidos soportes políticos y financieros, ya que las redes que lo apoyan tienen eslabones en diversos continentes.
Los consumidores no son el problema si le dan uso medicinal o lúdico a los canabinoides. El tema es que un expresidente de México está realizando un negocio millonario con base en el consumo de tales sustancias por miles de personas. Y lo peor es que hace berrinche cuando AMLO exhibe ese asunto, mientras en otro contexto, Fox se ha enorgullecido del mismo.