La historia de Carlo Acutis es increíble de pensar que fue real. Muchos escépticos, en especial, quienes no conciben los preceptos de la iglesia, pensarán que todo es un teatro bien montado por la grey católica para atraer más adeptos a la comunión de Dios.
Carlo nació el 3 de mayo de 1991, en Londres, en el seno de una familia italiana, originaria de Lombardía.
Al poco tiempo de su nacimiento, sus padres Andrea Acutis y Antonia Salzano decidieron retornar a Italia para instalarse en la ciudad de Milán. Y es aquí, en este punto del planeta, donde comienzan a escribirse los capítulos más virtuosos de la fe, cincelados en el cuerpo de un niño.
El pequeño Carlo asistió a la escuela primaria y secundaria de las hermanas Marcelinas. Más tarde, fue inscrito al Liceo Clásico dirigido por Jesuitas.
En este lapso, Carlo tomó fuerza al interior de la capellanía de la secundaria, pues ejerció cierta influencia con su ejemplo, el cual pregonaba la importancia que tenía para él la eucaristía, al percibirla como “la calzada que lleva al cielo”.
Tal vez el destino de Carlo ya estaba marcado para llevar a cabo una misión dentro de la fe cristiana. Pues su familia no era practicante. Sin embargo, a temprana edad, mostró su gusto por la piedad y por asistir de forma asidua a la iglesia.
Y aunque sus progenitores no compartían esa misma devoción por la religión. El niño siempre reveló a todas luces, ser devoto por la Eucaristía y por la Virgen María, a quien definió como “la única mujer de mi vida”.
Por otro lado, se interesó por la historia de las apariciones de “Nuestra señora de Lourdes”, de la Virgen de Fátima y a la par, estudió la vida de los santos, entre ellos, Luis Gonzaga y Tarcisio, pero en especial se centró en la vida de Francisco de Asís, Antonio de Padua, Domingo Savio, entre otros.
A los siete años pidió recibir la primera comunión. Desde entonces y hasta su muerte, Carlo asistió todos los días a misa, se confesaba una vez por semana y participaba en el catecismo para los niños de su parroquia.
Era un ser humano piadoso y bondadoso, pues su tiempo libre, también lo dedicaba a visitar a los ancianos y ahorraba dinero para dárselo a los más necesitados. Ayudaba a las personas sin hogar y fue voluntario en los comedores populares porque hacía eco de fe mediante su propia frase: “la felicidad es mirar a Dios, la tristeza es mirarte a ti mismo”.
// Carlo, un precursor de contenidos religiosos //
Como todo infante, tuvo afición a pasar un par de horas jugando play station comiendo “nutella”. Pero, ese gusto de igual forma lo llevó al camino de las tecnologías de la información y la comunicación, al grado de crear un proyecto informático sobre los temas de la fe y, en suma, fundó un sitio web que difundía milagros eucarísticos.
Tras dos años de investigación y de viajes, elaboró una de sus obras más célebres: una exposición sobre los milagros eucarísticos en el mundo. Se trata del relato de 136 milagros reconocidos por la iglesia católica, con fotografías y descripciones minuciosas de los mismos.
A partir de este hecho, a Carlo, la comunidad católica lo considera como el “santo patrono de internet”.
// Predijo su muerte, dejando evidencia expresada en un video //
No obstante, en octubre de 2006 fue diagnosticado con leucemia fulminante, del tipo M3. Y pese a ello, Carlo asimiló su enfermedad como un acto natural al que todo ser humano se debe enfrentar, la muerte.
“Ofrezco al señor los sufrimientos que tendré que padecer, por el Papa y por la iglesia, para no tener que estar en el purgatorio y poder ir directo al cielo”.
Falleció a los pocos días de haber sido diagnosticado. El 12 de octubre de 2006, con solo 15 años, Carlo cerró para siempre sus ojos. Aunque su cuerpo quedó intacto tal como si estuviera todavía entre nosotros.
Lo curioso es que Carlo había predicho su deceso pocos meses antes “estoy destinado a morir”.
Uno de los lugares favoritos del chico era Asís, por lo que su familia accedió a sepultar su cuerpo en dicho lugar.
// Al morir, 2 milagros ocurren //
Su madre, Antonia confirmó que, tras la muerte de su hijo, ocurrieron dos milagros.
Al cuarto año de haber dejado este mundo, se produjo el milagro eucarístico en Matheus, un niño brasileño de seis años, que padecía una malformación congénita, páncreas anular, que le impedía al pequeño alimentarse debidamente. Todo lo que comía, lo vomitaba.
Entonces, Luciana, madre del niño, comenzó a invocar la intercesión del adolescente italiano, e incluso asistió a misa a la Capilla de nuestra Señora Aparecida de Campo Grande, Brasil, para estar presente frente a la reliquia expuesta de Carlo. Lugar, hasta al cual trasladó a Matheus, quien se acercó a besar al futuro beato.
Al poco tiempo, la mujer estaba sorprendida por la inexplicable curación, y por lo manifestado por el propio Matheus. “estoy curado gracias a Carlo Acutis”.
La iglesia reconoció este suceso como un milagro, lo que le abrió a Carlo el camino a la beatificación, primer paso para convertirse en santo, para lo cual se necesitan dos milagros.
El segundo milagro acontece en medio de la pandemia por Covid-19. Todo comenzó en 2020, cuando Raúl se contagia de Coronavirus y tras 33 largos días de agonía en terapia intensiva, conectado a un respirador y en estado de coma, logró recuperarse milagrosamente. En realidad, fueron las oraciones y súplicas de su hija, Dolores Rivera, hacia Carlo.
// Y fue beatificado en Asís //
El 5 de julio de 2018, el papa Francisco declaró a Carlo Acutis como Venerable Siervo de Dios. Posteriormente, el 21 de febrero de 2020, el Sumo Pontífice aprobó el primer milagro que se le atribuye y por el cual fue beatificado el 10 de octubre de ese mismo año.
Seguramente, muchos se preguntan y cuál es la diferencia entre beato y santo, pues bien, beatificar es declarar que un difunto posee virtudes previamente certificadas, por lo que podrá ser honrado con culto, mientras que canonizar consiste declarar solamente santo y poner en el catálogo de ellos a un siervo de Dios ya beatificado.
// El cielo no puede esperar //
El pasado viernes 24 de febrero, se estrenó en España la primera película sobre el beato Carlo, quien desde luego protagoniza el quinto largometraje de José María Zavala, titulado “el cielo no puede esperar”.
El estreno fue arrollador pues atrajo a más de 10 mil espectadores en su primer fin de semana, alcanzando entre la comunidad el alias “el primer santo milenial” o “el influencer de Dios”.
// Su extraordinaria obra está esparciéndose en la juventud //
Muchos jóvenes han sido impactados por los actos de Carlo. Y muchos otros, están conmocionados por el extraordinario estado de conservación que muestra su cuerpo.
Lo cierto es que así como hay personas devotas y de fe, habrá otras que rechazan la existencia de deidades y milagros.
Sin embargo, como lo expresó Carlo, el cielo está abierto para recibir a todos.