Durante las últimas semanas el tema a debatir en el ajo público ha sido el de la Guardia Nacional, su destino y funciones. Este periodo legislativo empezó con la propuesta del régimen de pasar las tareas administrativas (y por tanto el mando) de la tan ya dé por sí cuestionada Guardia Nacional a la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA) lo que desde que empezó a discutirse en la escena política había generado ya revuelos importantes en contra, esto debido a que las fuerzas castrenses no tienen (o no deberían, al menos) tener destinadas las labores de Seguridad Pública. Fue así que la semana pasada se aprobó con la fuerza de Morena y sus aliados ese primer golpe que no es cosa menor si hablamos de lo que ha implicado históricamente la presencia de las fuerzas armadas en las calles.
Para no irnos tan lejos, según cifras que ha recogido amnistía internacional, de 2006 a 2022 los niveles de homicidio han crecido más de dos veces (218%) y del total de personas que están reportadas como desaparecidas en nuestro país, el 97% desapareció en este mismo periodo de tiempo.
En 2006, Felipe Calderón tomó el poder, y lo hizo, además, en medio de múltiples acusaciones de fraude electoral; casualmente 2006 también fue el año en el que apareció en la escena presidencial quien hoy es el personaje central de la historia política de México: Andrés Manuel López Obrador. En diciembre de ese año, Felipe Calderón decidió enviar a las fuerzas federales a combatir la escalada de violencia en Michoacan (su estado) y declaró abierta y francamente la guerra al narcotráfico en público y al parecer sin ninguna intención de negociación o tregua. Hace 16 años empezaría la historia de terror y crimen más atroz qué haya visto nuestro país.
Versiones sobre las motivaciones de Felipe Calderón hay muchas, desde supuestos nexos con el narco hasta un afán de legitimar el gobierno que había recibido en medio de la duda del fraude. No obstante lo que haya llevado a Felipe Calderón Hinojosa a tomar esa decisión, esa guerra jamás funcionó y al contrario, comenzó con la progresiva y cada vez más apabullante militarización de las calles.
Hace 16 años empezó esta historia de violencia y avance del crimen organizado, sin duda, la más difícil que ha vivido nuestro país y que dolorosamente aún no termina, al contrario, ahora, se consuma y refuerza con una estrategia que paradójicamente mientras Andrés Manuel López era oposición repudiaba y que hoy ha impulsado desde el poder que le asiste en el legislativo.
No conformes con los datos duros que nos dicen que la estrategia de militarización no funciona, por el contrario, genera mucha más violencia y opacidad al abrigo del fuero militar, en una alianza por demás sospechosa con el PRI, se concretó la segunda parte de este golpe a la democracia: extender hasta el 2028 la presencia de las fuerzas armadas en la calle. Sí, aunque parezca un chiste, Alito Moreno, dirigente del Revolucionario Institucional compró impunidad en la tienda del régimen y orquestó este proyecto que le da mayor (sí, aún más) poder a las fuerzas armadas y por tanto a su comandante en jefe, el presidente de la república.
Miren, el problema radica no solo en la impunidad con la que por ejemplo hoy viven 43 familias de normalistas o cientos de familias de mujeres que han desaparecido en actos de abuso de la fuerza militar o de otras cientos de familias que buscan justicia por violaciones, excesos y un sinfín de actos que, insisto, al abrigo del fuero se han cometido en estos 16 años.
En la guerra contra ¿quién? Es mi pregunta, quiénes más hemos perdido ha sido la ciudadanía, que no ha encontrado lo más importante: paz y seguridad. Las mujeres, no decirlo, hemos estado en medio de esta afrenta sin cuartel en donde no el crimen organizado ha tenido tantas bajas como la sociedad.
Andrés velaba por una seguridad pública civil, al menos mientras fue oposición del presidente ilegítimo al que tanto criticó, y en el que con los años se convirtió. Andrés Manuel López Obrador resultó, con su régimen militarista ser un mejor Felipe Calderón que el propio Felipe Calderón; para muestra la intentona de perpetuación del militarismo, que esperamos que el Senado rechace. Hay voces incluso del PRI que le apuestan a tirarlo. Cómo dice la canción: Si le das más poder al poder… más duro te van a venir a…
¿No que muy diferentes? Se convirtieron en aquello que juraron destruir.
Pd: según datos de Amnistía hay cuando menos 6,661 quejas abiertas por avisos contra las fuerzas militares, si eso no nos dice que la estrategia no sólo es mala, sino cruel, entonces no hemos entendido nada. La esencia de la milicia es noble y heroica, pero no está en las calles.