Más que la recaudación de siete millones de pesos en refrendos que ha logrado el ayuntamiento de Cuernavaca, llama la atención la apertura de 254 nuevos negocios formales en la ciudad, con lo que el total de establecimientos registrados para operar se acercará a los 19 mil 500. De los que, por cierto, sólo once mil 715 han pagado el refrendo de este año, poco más del 61%.
En mayo del 2022 los datos que ofrecía el propio ayuntamiento eran de alrededor de dos mil negocios cerrados en Cuernavaca por la crisis económica derivada de la pandemia, pero también por asaltos y extorsión. De hecho, la actividad productiva en la capital había caído de forma drástica y constante desde el 2014, y pese a algunas señales que permitirían el optimismo, en los primeros meses del 2023, los resultados son bastante similares al período de cierre por la pandemia en el 2020.
La apertura de negocios en el primer trimestre del 2023 en Cuernavaca representa un incremento de apenas 1.3% de los negocios instalados en la ciudad el año anterior. Una buena señal, sin embargo, es que la mayor parte de esos negocios son giros blancos, en esa categoría, Cuernavaca tiene 1.4% más establecimientos formales que el año anterior, de alrededor de 17 mil 400 que funcionaban en el 2022, ahora operan más de 17 mil 600. La apuesta a los giros rojos para generar crecimiento va en descenso y en los primeros meses del año solo abrieron 12 negocios de este tipo, un crecimiento de sólo el 0.6%, con lo que los riesgos a la salud y seguridad pública que representan sólo incrementarían en esa controlable medida.
Pero los nuevos negocios son apenas un 12.5% de los establecimientos que cerraron por la pandemia o inseguridad durante el período de 2019 a 2022. El impacto que podrían tener en generación de empleos y desarrollo económico es bastante modesto comparado con las necesidades de la ciudad que tiene urgencia de un programa de fomento económico para conseguir la apertura de más negocios formales, y colaborar con el éxito de los ya establecidos.
Los problemas de los negocios en Cuernavaca son múltiples y no tan diversos. El bajo ingreso de los establecimientos, la ineficacia de los servicios públicos, se unen a los presentes en todo el estado como la falta de certeza jurídica, el alto riesgo de ser víctimas del crimen, la desaceleración económica, y a los presentes en todo el mundo cuando se abre una empresa. Así, el estímulo para invertir en Cuernavaca tendría que ser mucho mayor.
Una buena noticia es la voluntad de la administración del alcalde, José Luis Urióstegui, para invertir en la mejora de los servicios públicos. El anuncio de rehabilitación de 22 pozos de agua, el programa de separación de basura y la certidumbre que se ha dado al servicio de recolección, la inversión en bacheo y la rehabilitación del boulevard Juárez, que debería ser una de las calles más bellas de la ciudad, parecen aciertos en materia de fomento económico. Pendiente aún queda el abatimiento de los índices delictivos en general y los que afectan a los negocios en particular, y esquemas de promoción para la actividad económica mucho más certeros. Las ferias, muestras y exposiciones pueden ser atractivas, pero dependen de un trazo de objetivos mucho más certero para mejorar las relaciones costo-beneficio. También hace falta consolidar la buena relación entre el ayuntamiento y el empresariado con una participación mayor de éste en el diseño de políticas públicas de fomento económico.
La recuperación económica de Cuernavaca tendría que ser el principal objetivo de esta administración, en tanto la misma depende de variables múltiples, como la seguridad pública, los servicios municipales, la certeza jurídica, la confianza en las autoridades y el combate ala corrupción, por lo menos.
La buena noticia es que se abren nuevos negocios, la mala es que siguen siendo muy pocos para pensar en que la economía de la ciudad se está recuperando.
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