Lo que falta en las autoridades del estado es el interés por Morelos, sugiere en su comparecencia el Fiscal General, Uriel Carmona al comparecer frente a diputados y explicar de algún modo el fracaso de la estrategia de seguridad en el estado. Revuelven lo político con el trabajo institucional, sí falta más dinero, no creo que sea mala fe, no es un tema de mala intención, lo fundamental es que no conocen el estado, asegura cuando refiere al gobernador del estado, Cuauhtémoc Blanco y al Comisionado de Seguridad Pública, José Ortiz Guarneros.
En cuatro años un estudiante puede cursar la mayoría de las licenciaturas en la oferta educativa de Morelos con los siempre limitadísimos recursos a los que puede acceder; uno esperaría que en cuatro años, con todos los recursos del Estado a su disposición, los funcionarios de cualquier gabinete tuvieran un conocimiento bastante profundo de lo que ocurre en el estado. Entonces uno empieza a pensar que si los mandos de seguridad pública y el Ejecutivo evidencian desconocimiento del estado, y lo dice el Fiscal, pero también decenas de líderes políticos y ciudadanos que han padecido la ineficiencia gubernamental, no se debe a falta de oportunidades para prepararse sino a un escaso interés por hacerlo.
El Fiscal de Morelos ha sido perseguido por Cuauhtémoc Blanco y su gabinete casi desde el primer día de su administración. Desde el Ejecutivo se ha promovido la destitución de Uriel Carmona sin éxito, se ha criticado la falta de resultados en la Fiscalía, se le ha castigado presupuestalmente, probablemente por ello la frase de “el que no me quiere es el gobernador”, es el corolario de una colección de comentarios que podrían tener el sesgo de un conflicto que se perpetúa entre el prosecutor del estado y quien tiene la titularidad del Ejecutivo.
Pero Uriel Carmona inició la comparecencia de más de dos horas con un llamado a cesar los pleitos. Aseguró que la fiscalía no es enemiga política de nadie y llamó a autoridades y sociedad a la unidad y confianza en las instituciones, “y dejemos de vernos como adversarios”. “Ese llamado es de manera muy respetuosa al gobernador del estado, al Poder Judicial… al Poder Legislativo.., a las autoridades federales… y a todas las corporaciones con las que interactuamos… porque Morelos nos lo exige… y nos necesita”. Es decir, el Fiscal no iba a pelear, pero se abrió la puerta cuando la diputada, Andrea Gordillo, le pidió su opinión sobre el fracaso en la estrategia de seguridad pública de la que aseguró “todos estamos cansados”. Y el Fiscal opinó lo que ha confiado en algunas entrevistas y charlas. Pronunciada desde la tribuna de un Congreso que conoce de la crisis de seguridad y exige cuentas sobre la misma, las palabras de Uriel Carmona parecerían subir de tono, aunque la opinión no es nueva.
Poco ayudaría considerar las palabras de Carmona desde una perspectiva xenófoba. Si uno compara resultados en seguridad pública, desde el 2019 la violencia y el crimen en el estado han crecido a niveles que jamás se habían visto. Los resultados de la administración de Graco Ramírez, tabasqueño avecindado en Morelos hace años, con Alberto Capella como comisionado, tijuanense que llegó a la entidad a cumplir con su encargo y se fue incluso antes del relevo de administraciones, no fueron los deseables, pero evidencian un estado mucho menos violento que el Morelos actual. En 2016, se cometieron 586 homicidios dolosos en el estado, una cifra terrible aunque es mucho menor que los mil 41 perpetrados seis años después. En el 16 se cometieron 23 secuestros y en el 22, 41. El estado no era pacífico con Capella, pero ahora es mucho más violento. No se trata de festejar al señor Capella, sino de evidenciar que no se trata de oriundez, necesariamente.
Parece que todo se reduce al interés relativo que los funcionarios tienen por el estado y la capacidad y talento para la administración pública, y en eso la mayoría queda mucho a deber. Pero ya andan en campaña.
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