La palabra inflación es una forma de decir que nuestro dinero nos alcanza para menos, que las cosas suben de precio, que hay carestía. En una aparente contradicción hay más dinero que cosas (bienes y servicios) y se vuelven caras, el dinero compra menos, todo se vuelve caro.
Quienes nacimos el siglo XX conocimos tasas de inflación de más del 100% en 1987 y 1988, un aumento acelerado de precios y la pérdida de valor de la moneda, a grado tal que en 1993 se le quitaron 3 ceros y circuló un nuevo peso (durante 1994 y 1995) que equivalía a mil pesos “viejos” de 1992, tasas de interés también arriba del 100%.
Los gobiernos de 1988 a 2000 tomaron medidas económicas, entre ellas: el Banco de México pasó de estar bajo control del gobierno, a ser un órgano constitucional autónomo en 1994, y controlar la moneda y la tasa de interés de referencia. México se integró por medio de tratados comerciales a la economía mundial; aumentado la inversión, el intercambio comercial y la cantidad de bienes y servicios. El gobierno contuvo el gasto público y la deuda. Más cosas y menos dinero. La inflación bajó del 10% y entre 2000 y 2009 promedió el 5%.
La inflación siguió bajando hasta ser de solo el 0.6% en 2015, volviendo a aumentar de manera importante en 2021 y llegar a 8.7% en 2022.
El gobierno federal presentó un paquete contra la inflación y la carestía (Pacic) en mayo, junio y en septiembre de este año, pactando precios con algunas empresas, además propone un aumento de 50% al salario mínimo para 2023.
El control de precios no tuvo efectos en la inflación de los años setentas y ochentas. La carrera de salarios contra precios, la vivimos el siglo pasado y la perdieron los salarios.
Cuernavaca, 16 de octubre de 2022
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