En el estado de Morelos, pocas estructuras conventuales han pasado al imaginario colectivo como el rosetón del exconvento de San Juan Bautista, ubicado en Yecapixtla; una imponente construcción agustina del siglo XVI que, hasta el sismo de 2017, seguía maravillando a sus visitantes: el rosetón, una pieza tallada en cantera de tres metros de diámetro, permitía el acceso de la luz del sol al interior del templo. Durante mucho tiempo, esta figura circuló en todo el país, pero fue opacada por el rostro de Sor Juana Inés de la Cruz. Hoy, los doscientos pesos llevan el rostro de Hidalgo y Morelos, y Sor Juana se quedó en el billete de cien pesos.
La relación entre la Décima Musa y Yecapixtla es un hecho validado por historiadores y nutrido por la tradición oral de la comunidad. Se sabe, por ejemplo, que aquella niña pasó buena parte de su infancia en las calles del pueblo que, tiempo después, se haría famoso por su cecina, un tipo de carne deshidratada que se obtiene de la res. Se dice entre los habitantes que fue concebida aquí, a sólo unas calles del exconvento, pero este es un dato que también se ha tomado con cautela.
“Fue gestada aquí, tenemos datos históricos, lo hemos consultado con cronistas e historiadores”, dice Raúl Estrada Zavala, coordinador de Turismo y Cultura del ayuntamiento de Yecapixtla, desde el claustro del exconvento.
Otros investigadores prefieren no validar dicha afirmación, acaso por considerarlo un atrevimiento que, casi cuatro siglos después, podría seguir invadiendo la privacidad de aquella pareja.
Es el caso de Fernando Hidalgo Domínguez, uno de los autores del libro Tesoros patrimoniales de Yecapixtla, quien se limita a reconocer que no hay forma de confirmarlo, por más incrustado que esté en la tradición oral del pueblo.
“No podríamos saberlo, porque no hay muchos registros de la vida de la mamá; no sabemos si vivió aquí al menos nueve meses antes de tener a la niña. No hay muchos datos certeros”, explica el investigador.
Oficialmente, Juana Inés de Asbaje Ramírez de Santillana nació un 12 de noviembre en San Miguel Nepantla, Tepetlixpa, Estado de México, aunque el año de su nacimiento tampoco ha sido validado en su totalidad. Hay dos versiones: 1648 y 1651, de los que datan las dos posibles actas de nacimiento de la poetisa. Lo que sí se sabe es que fue hija del español Pedro de Asuaje y Vargas Machuca e Isabel Ramírez de Santillana, y que creció entre los pueblos de Amecameca, Panoaya y Yecapixtla.
La casa de Isabel
En la capilla de La Concepción, en el barrio del mismo nombre, una inscripción en el muro da cuenta de que la madre de Sor Juana vivió en esta zona:
“En este barrio vivió la mamá de Sor Juana Inés de la Cruz”, dice la placa de azulejos colocada por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) para enarbolar la presencia de la poetisa en la localidad morelense. Frente a la capilla hay una mueblería edificada sobre una antigua casa de adobe, donde los habitantes creen que pudo haber vivido Isabel Ramírez.
“Se dice que aquí vivió su madre”, dice una mujer del pueblo.
De acuerdo con Fernando Hidalgo, Juana de Asbaje pasó parte de su infancia entre las calles del pueblo y fue aquí donde descubrió el sabor de la guanábana, una fruta tropical con la que solía preparar uno de los postres que más tarde incluyó en sus recetarios:
“Era una gran cocinera y tenía unos recetarios impresionantes. Hay algo que le gustaba mucho a ella, que era un postre que se llama ‘cabezas de negritos’, pero resulta que así le decían a la guanábana”, describe el investigador.
El rosetón
De estilo gótico y manifactura perfeccionista, el rosetón del exconvento de San Juan Bautista que adornaba los billetes de 200 pesos ya no aparece en ellos y, desde el sismo de 19 de septiembre de 2017, tampoco puede admirarse presencialmente, ya que el terremoto lo destruyó junto con otras estructuras del conjunto conventual. Restaurarlo es todo un reto, especialmente por la falta de recursos económicos que enfrenta el INAH para continuar con el proceso de reconstrucción de los exconventos que resultaron dañados.
“Al otro día del temblor, fui a Yecapixtla y me solté a llorar cuando vi los pedazos del rosetón en el piso. Es complicadísimo pegar piedra de ese tamaño y que vuelva a quedar sustentable, pero para los morelenses sigue siendo un orgullo”, agrega Hidalgo, quien compara la emblemática imagen con la de Emiliano Zapata Salazar.
Cinco siglos después de la construcción del exconvento, todavía es posible maravillarse con su riqueza cultural, especialmente la de sus murales, algunos de los cuales permanecen intactos. Adentrarse en el claustro es una experiencia mística, porque, por más ruido que haya en el pueblo, el silencio sigue rodeando a los frailes que aparecen en las imágenes, como si todavía estuvieran meditando.
Seguramente, la familia de Sor Juana era muy religiosa y por eso se ordenó como monja, y seguro tenía contacto con los principales frailes o monjes de Yecapixtla
Fernando Hidalgo, escritor
El rosetón del exconvento de San Juan Bautista que adornaba los billetes de 200 pesos ya no aparece en ellos y tampoco puede admirarse de manera presencial luego del sismo de 2017.
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