Cada que veo sus películas, siempre río a carcajadas debido a esa verborrea especial a la que mucho tiempo después se le reconoció como la acción de “cantinflear”.
Sin temor a equivocarme, Mario Fortino Alfonso Moreno Reyes, conocido internacionalmente por su personaje de Cantinflas, forma parte de la identidad nacional de México. Gracias a su proximidad con la clase baja, gozó de una enorme popularidad.
Incluso, el gran humorista y actor británico, Charles Chaplin lo calificó como el mejor comediante vivo y por ello se ha dicho que Mario Moreno es el “Charles Chaplin” de México.
Por tanto, es una de las figuras más importantes de la industria del entretenimiento mexicano, pionero del cine mexicano, revitalizador de la comedia mexicana en la pantalla y una de las principales figuras de la época de oro del cine en nuestro país.
Si eres mexicano, el personaje de “Cantinflas” ha pasado a formar parte del imaginario colectivo de la sociedad mexicana y de otros países a lo largo de América Latina. Así también reconocido en Estados Unidos y España.
La personalidad vivaracha y despreocupada de su célebre alter ego, heredero de la picaresca le permitió a Mario Moreno, rescatar tantos elementos culturales de los diferentes estratos de la sociedad mexicana como implementar otros nuevos, entre ellos, dichos, costumbres y hasta expresiones coloquiales.
A su vez, la comedia dicharachera le ayudó a conectar con la población, además de que supo aprovechar bien la pantalla para lanzar críticas y comentarios fuertes y directos en contra de las injusticias cometidas con las clases bajas. Así como la situación económica y política del país, entre otros.
Hoy día, lo solemos recordar como uno de los mejores comediantes del siglo XX. Y en ese binomio perfecto, cine-humor, encuadra el gran legado a nuestro cine mexicano que dejó Mario Moreno Cantinflas en cada una de sus actuaciones en películas icónicas como “Ahí está el detalle”, grabada en 1940; “Ni sangre ni arena”, 1941; “Si yo fuera diputado”, grabada en 1952; “Por mis pistolas”, en 1968; o por sus colaboraciones con figuras como Sara García, Isela Vega, Daniel “Chino” Herrera, entre otros más.
Sin embargo, la carrera y personalidad de Mario Moreno también son recordados por aspectos mucho menos carismáticos. Y en algunos casos, hasta siniestros. En especial, a la persona que había detrás del personaje.
Como todo ser humano, su personalidad tenía ciertos tintes que a cierto grupo de personas molestaba. Por ejemplo, su deseo por aparecer en la escena política lo llevó a mantener un trato muy cercano con el entonces presidente de México, Gustavo Díaz Ordaz, de los mandatarios más controversiales.
Y a pesar de que lo que ocurrió en aquel trágico 2 de octubre en Tlatelolco, Mario Moreno siempre demostró una buena relación con el Partido Revolucionario Institucional (PRI).
En algún momento, la columnista y escritora, Guadalupe Loeza, declaró en una entrevista en BBC mundo, que Mario Moreno Cantinflas fue un vocero del gobierno en turno y alguien que tenía dos caras según le conviniera. De acuerdo con su percepción, era un hombre que mundanamente no era simpático, sino más bien desagradable.
Luego, otro episodio desolador en el que el comediante estuvo relacionado fue el suicidio de la actriz mexicana de origen checoslovaco, Miroslava Stern. Con quien compartió créditos durante el filme “A volar joven” en 1947. Versiones extraoficiales, señalaban que la bella mujer pasaba por una profunda depresión desencadenada por líos amorosos. Y en ese tenor, sonaban dos nombres: el torero español, Luis Dominguín y Mario Moreno.
De modo que, el 10 de marzo de 1955, el cuerpo de la actriz fue encontrado en una habitación de su hogar, en la Ciudad de México.
// En actos de carpas rodantes surgió Cantinflas //
Mario nació el 12 de agosto de 1911 en la Ciudad de México, se crio en Santa María la Redonda, cerca del barrio de Tepito.
De orígenes humildes, Mario Moreno Reyes se enroló en una compañía de cómicos ambulantes y recorrió todo el territorio nacional.
Fue entonces durante una variedad de actos en carpas rodantes, donde supuestamente recibió el apodo de “Cantinflas”. Pues en una de sus últimas entrevistas en 1992, el propio “mimo de México”, relató que ese seudónimo fue inventado para evitar que sus padres se enteraran de que trabajaba en el negocio del espectáculo.
Sin embargo, otra versión dada a conocer por el ensayista Carlos Monsiváis apunta a que el joven Mario Moreno, intimidado por el pánico escénico, olvidó su monólogo original y comenzó a decir lo primero que se le vino a la mente, saliendo de su boca brillantes incoherencias.
Por esto, alguien del público estaba algo molesto por las frases sin sentido, le gritó: “cuánto inflas” o “en la cantina inflas”, por consiguiente, se creó la contracción convirtiéndose en la prueba del bautismo que el personaje necesitaba.
// Un minuto de silencio por Cantinflas //
Este 20 de abril se cumplen 30 años del fallecimiento del ganador del Globo de Oro en 1956. Mario Moreno sufrió un infarto al corazón debido a un cáncer pulmonar.
Era un día lluvioso (20 de abril de 1993), cuando miles de seguidores lloraron su partida. Un suceso que se convirtió en un funeral que duró tres días.
Es por ello por lo que honramos al personaje que caracterizó una multitud de oficios: bolero, peluquero o barrendero, y dejamos atrás todo lo malo u oscuro que pudo haber hecho el hombre llamado Mario Moreno, pues ya lo dijo el empresario estadounidense, Jim Rohn “el mayor valor de la vida no es la consigues. El mayor valor de la vida es en lo que te conviertes”.