El campo morelense enfrenta una de las crisis más fuertes registradas en los últimos años debido a la caída de producción, que alcanza el 40 por ciento, bajos rendimientos, sueldos empobrecidos, a lo que se le suman las plagas y enfermedades en cultivos que combaten con fungicidas, plaguicidas, herbicidas y maquinaria que ha provocado un desequilibrio y empobrecimiento del suelo.
“Los suelos de cultivo se encuentran desbalanceados por uso de agroquímicos y de maquinaria, lo que provoca un desequilibrio que favorece la producción de enfermedades y plagas”, señalan investigadores del Campo Experimental Zacatepec y promotores de la agroecología.
Prácticas agrícolas como el abuso de agroquímicos, fungicidas, herbicidas y el paso de maquinaria ha desbalanceado el suelo. “El productor y el campo están en crisis; se tiene que cambiar por una alternativa más ecológica, menos agresiva, que permita que los frutos que lleguen a los consumidores lleguen con menos cantidad de venenos”, señala Sergio Ramírez Rojas, investigador del Campo Experimental del Instituto Nacional de Investigaciones Agrícolas y Forestales (Inifap) y encargado de la investigación de plagas y enfermedades.
Asegura que las agroquímicas fomentan el uso de híbridos, es decir, ponerle todos los herbicidas, insecticidas y fungicidas para que, finalmente, el ganador sea quien vende los insumos.
Actualmente, la mayoría de los productos de campo llegan contaminados a manos de los consumidores, por lo que, afirma, es urgente cambiar la agricultura de insumos a una “revolución verde”, una agricultura ecológica que cause menos daños.
Apuestan por el control biológico
Ramírez Rojas desconoce la cantidad que cada año el gobierno estatal gasta en plaguicidas para la agricultura, “pero es una enorme cantidad y eso se debe cambiar, ya que se puede atender las plagas con organismos biológicos”.
Destacó que el combate del pulgón amarillo, que atacó al sorgo y maíz hace 7 años, se hizo con la liberación de agentes de control biológico, liberando en campo insectos de la familia Coccinellidae (catarinas) y Chrysopidae (crisopas). Poco antes hubo un virus que ataco la cebolla: la mancha blanca de la cebolla, también se combatió con control biológico y agroquímicos, también la plaga de gusano cogollero en la caña de azúcar, maíz y sorgo, si se ataca temprano, puede combatirse con control biológico.
El investigador señala que la plaga de gusano cogollero y barrenador son de las más agresivas; en cultivos como la caña de azúcar provocan serios daños y la bajas en la producción, que va desde un 20 a 30 por ciento, lamentablemente se combate con insecticidas que hace que esas plagas sean más resistentes cada ciclo y así normalmente ocurre con los nuevos plaguicidas, como pierden su efectividad, las plagas se vuelven resistentes las empresas tienen que hacer inversiones millonarias para tener nuevas moléculas y eso va envenenando y agota la tierra, “urge el cambio pero hay muy fuertes intereses económicos”.
“Tenemos una propuesta de manejo agroecológico para jitomate, maíz y la rentabilidad va mejorando paulatinamente, es menor en los primeros años, es una agricultura semiorgánica; lleva por lo menos tres ciclos para que se pueda ver el resultado de la producción y la rentabilidad porque es muy importante que la gente recupere su inversión y tenga una ganancia para vivir”, señaló.
Fusarium spp en cultivos de caña
Aunque el Fusarium spp. que encontraron en cultivos de caña del ejido del Higuerón no es una plaga, sino un hongo muy agresivo que seca la planta, marchita la caña, impide que broten las yemas de las estacas, es una enfermedad que se puede combatir con organismos patógenos de tricodermo; “que se debe producir en forma masiva; cada productor puede producir sus colonias de hongos y hacer sus preparados para aplicarlos a sus plantaciones; los microorganismos tipo tricoderma son los que van a controlar parasitando al Fusario (Fusarium spp.) y una vez que lo parasitan se aminora el problema”, dice Sergio Ramírez.
El Fusarium spp es un problema para todos los cultivos de caña, maíz, sorgo, frijol, jitomate y nopal, y afecta hasta el 25 por ciento de la producción; ese hongo ataca las raíces y hace que la planta deje de desarrollarse y poco a poco se vaya secando.
El campo de Morelos y del país enfrenta no solo plagas como el pulgón, gusano cogollero, barrenador, que son insectos, también plaga de ratas (animal) y enfermedades como el Fusarium, que es un hongo.
Resistencia a la agricultura agroecológica
Los biofertilizantes son una opción para la nutrición y desarrollo de cultivos y contribuyen a la conservación y a regenerar el suelo, y los costos no superan el 10 por ciento de la fertilización química. Sin embargo, no es de mayor interés, aunque el Gobierno Federal impulsa el Programa Nacional de Biofertilizantes.
En Morelos se inauguró la Planta de Bioinsumos/Biofertilizantes, con una capacidad de 200 mil litros, además del Programa de Fertilizantes, que incluye una séptima parte de biofertilizantes para el productor y del Componente Mejoramiento Productivo del Suelo y Agua, sin grandes resultados.
De acuerdo con las publicaciones del Grupo Consultor de Mercados Agrícolas (GCMA), el alza en el precio de los fertilizantes proyectada por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) sumaría al encarecimiento que se vio durante 2021. En México, el precio de los fertilizantes agroquímicos aumentó 89 por ciento durante el 2022.
Para el Comité de Sanidad Vegetal lo ideal es que hubiera otro grado más allá de interés de agricultores y productores sobre lo que está pasando en el campo, “pero solo trae las muestras de los daños y quieren que se les dé la fórmula mágica para resolver, dicen: ‘dime qué le pongo. No quiero saber si es hogo, bacteria o virus’, pero es en función del interés que muestren como van a saber controlarlo”.
La dependencia de importaciones en agroquímicos ha traído un alto costo no solo al consumidor final que paga las consecuencias del impacto del alza de los precios de los fertilizantes, que en el 2021 fue de 5.4 millones de toneladas que se consumieron en el país.
Programas del campo, sin resultados
La evaluación de los resultados de los programas del Gobierno para el campo no ha sido favorable, solo agudizan la crisis que se arrastra y año con año va perdiéndose el potencial de producción por sequías y la deficiente gestión de los gobiernos estatales y federal.
En marzo de 2023 el 51.08 por ciento del territorio mexicano presentó signos de sequía moderada a sequía extrema, de acuerdo con el Monitor de Sequía de México de la Comisión Nacional del Agua (Conagua).
Al impacto climático se suma la falta de resultados en los programas gubernamentales tales como granos; no hay apoyos en semillas mejoradas, fertilizantes insuficientes, el precio de garantía, producción al bienestar, son programas asistenciales más que productivos y ejemplo de eso son las inconsistencias que ha encontrado el Consejo Nacional de Evaluación de Política Social (Coneval) en Sembrando Vida, uno de los nueve programas prioritarios del presidente Andrés Manuel López Obrador.
De acuerdo con el Coneval son pocos avances en el tema de ahorro y desarrollo de proyectos productivos en las Comunidades de Aprendizaje Campesino (CAC) que se integraron después de 2019, también se destaca que se prevé una sobreoferta de ciertos productos en el nivel local y la saturación de los mercados locales.
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