El reconocido “Restaurante Jardín” de Tlaltizapán, que dejo de dar servicio al convertirse en un centro cultural, volvió a ofrecer sus servicios con un bufet de parrillada. No obstante, Sofía Cásales Almanza dio a conocer que el recinto seguirá funcionando como centro cultural y mantendrá la sala de lectura, el espacio de exposición y la venta de objetos elaborados por los artesanos del municipio, entre otras novedades.
Anteriormente, el “Restaurante Jardín” sólo era ocupado para celebrar eventos especiales como bodas, bautizos y cumpleaños, además de destinar gran parte de la entrada principal como un espacio para los productores artesanos locales y para talleres de artes, manualidades de cartonería, gelatina artística, entre otros.
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Sin embargo, para sorpresa de muchos, se dio a conocer la apertura del lugar con un bufet de parrillada, por lo que decenas de personas acudieron a la invitación del “Restaurante Jardín”.
En entrevistada, Cázales Almanza informó que, a pesar de la reapertura del lugar, no dejará de ser un centro cultural, ya que la cocina es otra de las artes culinarias que la gente busca y la gastronomía es parte importante del municipio.
“Estamos viviendo una situación importante, ya que estamos dando un cambio integrando otras actividades, como esta parrillada bufet, muy pronto tendremos también obras de teatro, cine, trova y poesía, que se van a integrar para compaginar la cocina tradicional mexicana, la cocina internacional y sobre todo la cultura”, dijo Cázales Almanza.
Las actividades culturales seguirán presentes
La sala de lectura, “El Principito” seguirá vigente con el apoyo de la Secretaría de Cultura y Conaculta, quienes donaron nuevos libros. También seguirán brindando la oportunidad de presentar obras de autores locales o regionales, así como podrán seguir impulsando el taller: “Mujer, escribir cambia tu vida”.
El Chef, Antonio Zúñiga Casales, fue quien preparo la parrillada con una rica variedad de carnes, desde fajitas de res, costillas, salchichas, longaniza, arrachera y pechuga de pollo; carnes que pudieron combinar con las ensaladas y la degustación de 15 salsas, destacando un gigante molcajete de guacamole.
Como postres ofrecieron bombones gigantes bañados en chocolate criollo y con nueces picadas, plátanos fritos y dulces típicos; además de las aguas frescas y cervezas o bebidas preparadas.
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