Tratando de emular al presidente López Mateos, se anunció que se había decretado la segunda nacionalización de la industria eléctrica, esto no es así.
El fondo de inversiones México Infrastructure Partners FF adquirió trece plantas de generación de electricidad propiedad de la empresa española Iberdrola. Los fondos que aportará el gobierno de México serán a través del FONADIN; por estar este fondo fuera de la balanza pública, el secretario de hacienda dice que no es deuda pública, más bien no se contabiliza como tal, pero son fondos públicos y supongo que algunos privados.
La cantidad ascendió a seis mil millones de dólares, que, si lo convertimos a pesos a una tasa de cambio de 19 pesos por dólar, la cantidad es de ciento catorce mil millones de pesos; se escribe 114 y se le agrega nueve ceros.
De las trece plantas, doce son de ciclo combinado, es decir, queman gas natural para producir electricidad y una es de generación eólica. La edad promedio de las plantas oscila entre 10 y 18 años y solamente cuatro de ellas son más recientes, es decir, la mayoría de las plantas pronto serán obsoletas, activos viejos. Iberdrola anunció que la venta está dentro de su programa mundial de descarbonización, de esta manera puede disponer de recursos financieros frescos para invertir en plantas de generación de energía limpia y renovable en Estados Unidos y en Europa, en donde tienen incentivos y apoyos importantes.
Mientras en Estados Unidos y en Europa se promueve y se apoya con incentivos la inversión en energías limpias, por aquello del cambio climático entre otras cosas, que ya es una realidad y que está afectando en este momento las condiciones del planeta como la severa sequía que padecemos en muchas regiones del mundo, en México el gobierno se envuelve en el discurso nacionalista de los años sesentas y en el populismo de los setentas para anunciar una falsa nacionalización. Como en su momento los otros presidentes de igual apellido.
La diferencia es que las condiciones no son las mismas ahora que en 1938, 1960 o 1982, los años de las nacionalizaciones del petróleo, la electricidad y la banca privada.
A partir de la reforma energética del 2014, en México se permite la generación de energía, pero la transmisión, distribución y la venta al público es exclusividad del estado, un esquema que ha permitido tener inversión en generación, es decir oferta, y un estado que en teoría trata de garantizar satisfacer la demanda de la población.
Ahora el gobierno tendrá mayoría en la generación de energía, el 55%, la misma energía que ya había antes de la compra de los activos españoles, nada se ganó. Iberdrola sin duda hizo un gran negocio al vender estas plantas de generación al precio que lo hizo y sobretodo se aleja momentáneamente de los riesgos de permanecer en un país donde las presiones y los litigios van subiendo de tono por el enojo del presidente que no tolera a estas empresas, entre otras cosas porque se llevaron de asesor al expresidente más odiado por López Obrador: Felipe Calderón; el cual, hay que decirlo, tuvo la desfachatez de aceptarlo. No hay a quien irle.
No pretendo defender la voracidad de estas empresas que, en otros países, como en España controlan el mercado, y por cierto los precios al consumidor se han elevado muchísimo, sobretodo en la pandemia y por la invasión rusa a Ucrania que ha afectado el suministro de gas a Europa. México era dueño de la energía que producían las plantas de Iberdrola y la CFE la única empresa distribuidora de la misma.
No entiendo entonces porqué la idea de comprar activos viejos en lugar de voltear hacia las inversiones en energías renovables. Esos seis mil millones de dólares tendrían más sentido en parques solares, eólicos o en plantas de hidrógeno verde que en las plantas de ciclo combinado que están funcionando. También se necesita inversión en transmisión, ahí donde CFE tiene el monopolio.
Eso al parecer no es prioritario porque no abona a la narrativa presidencial. La operación de las 13 plantas adquiridas la tendrá CFE, la propiedad el fondo MIP, hasta ahora la energía producida por Iberdrola era más barata que la de CFE, veremos si esto se conserva y se ve reflejado en los precios al consumidor; la ineficiencia de la empresa de clase mundial encarece los costos de producción y la pagamos todos vía subsidios.
El presidente trata de imponer su narrativa en su afán de pasar a la historia con políticas nacionalistas inspiradas en otros tiempos y otras circunstancias, sin tomar en cuenta cómo funciona la economía. Ya lo decían en 1992 en la campaña de Bill Clinton: “the economy, stupid”.
PD: ¿Cuándo va a operar al cien por ciento la planta de ciclo combinado localizada en Huexca, Morelos? Lleva casi una década terminada y no produce nada, enorme inversión desperdiciada y estos comprando plantas a Iberdrola.